Nosotros preferimos el camino más largo y comenzamos la ascensión de hora y pico desde el centro de esquí hasta el punto más alto en el que comienzan las nieves perpetuas y hace falta equipo especial para continuar. El camino es de roca volcánica y con total ausencia de vegetación y desde los casi 2600 metros de altura que se alcanzan en la ascensión, se divisa una gran cordillera a la izquierda y el inmenso lago Llanquihué que baña varias poblaciones de la región. Nos quedamos unos minutos contemplando esta hermosa y vista y después subimos la cercana pendiente de nieve para poder deslizar hacia abajo con el culo, ¡si ej que son como niños!.
Estando allí, a tan sólo una hora y poco de camino y unos cuantos metros -en vertical- de la cima del volcán que se extendía majestuosa y cercana -y a su vez inalcanzable- ante nosotros, entendí lo que sienten los escaladores y el magnetismo que tiene la montaña. Sabía que no tenía el equipo adecuado, que lo quedaba para llegar a la cima era un camino sin senda y cubierto de nieve e hielo… Y sin embargo, me moría por seguir adelante y asomarme al cráter de aquel coloso de piedra, nieve, lava petrificada y hielo.
Quizás otra vez será. Un abrazo a todos desde Pucón, donde el volcán Villarica quita toda la fama al Osorno. Aun así, yo me quedo con el viejo Osorno.
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